La compañía siguió cabalgando durante todo el día, no pararon para comer, ya que antes de partir comieron en gran cantidad y no lo consideraron necesario.
Ante ellos se presentaba una enorme sábana verde, la pradera inconmensurable que daba forma al Oestemnet, o parte oeste de Rohán. Al norte dejaban el bosque de Fangorn, y al sur las montañas blancas que les servían de refugio, por lo menos hasta que decidieran abandonar el camino hacia Edoras. El viaje no daba buenas expectativas estando tan expuestos en la pradera, pero era la única opción que les quedaba. Por ese motivo no paraban e intentaban hacer el trayecto lo más rápidamente posible.
- Esdaleon, - dijo Gwirdyon, interrumpiendo el silencio que les crucificaba desde hacía horas- no me siento a gusto sabiendo que estás enfadado conmigo.
- Ya sabes que mi honor es lo más importante que tengo y por tu culpa he estado a punto de perderlo. - Respondió Esdaleon en un tono muy tosco.
- Lo sé, y también sabes que no soy la misma desde que... ya sabes- Dijo la semielfa intentando justificarse.- Si pudiera hacer algo para compensar tu pesar, lo haría.
Esdaleon se calló durante unos segundos luego se volvió hacia Gwirdyon.
- Hay algo que me compensaría totalmente.
- Sexo no. - Contestó Gwirdyon rotundamente. Esdaleon hizo una mueca molesto.
- Quiero que dejes de portar el pergamino. Sus efectos no son beneficiosos ni para tí ni para nadie.
- ¡De eso ni hablar! - Contestó la semielfa airada. - Se me encomendó a mí y yo lo llevaré hasta el final.
- ¿ves?, ya vuelve a apoderarse de tí.
- ¿Y quién lo va a llevar, tú? - Contestó Gwirdyon cada vez más enfadada.
- Si lo llevara yo, seguramente tendrían que atarme las manos para no matar a todo el que se pusiera en mi camino. He pensado que podría llevarlo un miembro del grupo más pacífico y a quien el tema de la misión le importa poco. Te propongo que se lo pases a Walo.
Gwirdyon se quedó callada y luego bajó la mirada.
- ¿Por qué me propones esto? - Preguntó finalmente la semielfa.
- Porque debido a mi compromiso con Gondor y hacia tí como tu protector, no puedo permitir que sigas llevando algo que pone en peligro la misión y tu propia vida.
- ¿Y si Walo se transforma como me ha ocurrido a mí o a Imdralis?
- Correremos ese riesgo, y en ese caso, otro tomará el relevo. Si lo vamos pasando sus efectos serán menores, puesto que no le dará tiempo a controlarnos. - Explicó Esdaleon.
- De acuerdo. Pero sólo acepto porque te lo debo y porque no pone en peligro la misión, salvo por el detalle de que si cogen a Walo han cogido el pergamino.
- Pero nadie sospecha de él. Todos te buscan a tí, y desde luego no esperan que te deshagas del pergamino. Será una manera más de despistarles.
Los dos semielfos quedaron de acuerdo. Ahora sólo faltaba exponer a Walo la idea sin que los demás se dieran cuenta. Tarea difícil, pues no paraban de cabalgar e iban todos juntos.
De repente Bridgelion paró su caballo y se colocó de frente al resto, que también pararon los suyos.
- Os propongo que aprovechéis esta parte de la pradera que está resguardada por rocas para descansar y dejar que los caballos coman y beban agua de ese riachuelo. Y de paso podéis volver a pensar en vuestra ruta, pues yo os aconsejaría que no abandonarais la protección que os brindan las montañas blancas. No tenéis por qué cruzar Edoras si no queréis, podéis rodearlo.
Walo aprovechó para bajar de su caballo y hacer aguas menores. Momento que Esdaleon aprovechó también para abordarlo y hacerle conocedor del plan. Walo lo miró estupefacto. Cuando ambos terminaron se unieron a Gwirdyon que cepillaba su caballo. Con un discreto movimiento de mano sacó el pergamino del interior de su ropa y se lo pasó a Walo quien lo guardó a buen recaudo entre la suya. Al momento volvieron a montar a sus caballos.
- Bien, compañeros, -dijo Gwirdyon- He estado pensando y estoy de acuerdo con las palabras de Bridgelion. Propongo que no abandonemos las montañas, que las sigamos hasta Edoras pero sin entrar allí. Pues si seguimos cabalgando al claro, como hasta ahora, no podremos escondernos en ningún sitio si nos ven o nos alcanzan.
- Ya sabéis cuál es mi postura - Contestó Esdaleon.- Bajo ningún concepto quiero entrar en ninguna población en la que puedan morir inocentes por nuestra culpa. Si seguimos la ruta que nos propones, has de asegurarme que no entraremos en Edoras. Vamos, que ni siquiera la rozaremos.
- Estoy de acuerdo contigo, Esdaleon - Dijo Enumanus, que hasta el momento no se había pronunciado por ninguna opción.- También lo estoy contigo, Gwirdyon, por mi parte cabalgaré más a gusto bajo la protección de las Ered Nimrais que sobre esta pradera que aunque verde, no es segura.
- Yo también opino lo mismo que Enumanus - Contestó Isilya poniéndose al lado del humano y sonriéndole.
- Me parece una idea sensata - Añadió Imdralis. - Nos llevará más tiempo y recorreremos más distancia, pero lo haremos con más seguridad y podremos rebajar el ritmo, lo cual le dará un descanso a nuestros caballos y a nosotros mismos.
- Walo, - Dijo Enumanus - ¿qué opinas tú? No has dicho nada.
Walo se mostró nervioso. Miró a Esdaleon y a la semielfa y luego volvió la cabeza hacia Enumanus.
- Pues qué voy a pensar. Si todos estáis de acuerdo en cambiar la ruta otra vez, pues cambiémosla. Además, si pasamos cerca de Edoras quizás podamos hacer alguna escapadita para beber cerveza.
- ¿Piensas quedarte allí? - Le preguntó Enumanus. Walo se pudo todavía más nervioso.
- Ehh, no no, claro que no. Yo os acompaño hasta el final. Ahora que le he cogido gusto a esto de ir a caballo. - Contestó el viejo. Esdaleon le puso una mano en el hombro en señal de agradecimiento.
- Pues entonces, cuando estéis todos preparados continuaremos el viaje. - Concluyó Bridgelion
Todos asintieron con la cabeza y reanudaron la marcha.
_________________ "Caminé por las laderas pantanosas de Moscagua y no sufrí percance alguno, mas un día sin tu presencia puede marchitar mi frágil armadura interior"
Última edición por Gwirdyon el Sab Oct 27, 2007 11:50 am, editado 1 vez en total
|