Gwirdyon estaba en su habitación a punto de acostarse cuando llamaron a la puerta. Se sobresaltó. Dio la voz de adelante y esperó expectante a que la puerta se abriera y apareciera alguien por ella.
- Siento mucho molestarle, dama Gwirdyon, tan sólo interrumpo su intimidad para decirle que el rey Elessar le espera para despachar algo con usted. - Dijo Baldor, transmitiéndole el recado que el rey le había encargado para la semielfa.
- Gracias, Baldor. - Gwirdyon se levantó de la cama y se acercó a la puerta. La abrió y se encontró a Baldor con la cabeza vuelta.
- Puedes mirar. Estoy vestida. - Dijo la semielfa al rohir.
- Gracias, no quería ser indiscreto.
- Baldor, de todos es sabido que ha llegado el momento de las despedidas, - comenzó a decir Gwirdyon - y no quiero irme de aquí sin agradecer tu inestimable ayuda. Pues la ayuda de Rohan ha sido un grandísimo apoyo en esta guerra por la libertad del reino Reunido, aunque supongo que eso ya te lo ha dicho Elessar...
Baldor se rió y asintió con la cabeza.
- Sí, eso ya me lo ha dicho. Pero si no hubiera arriesgado su vida, dama Gwirdyon, para avisar a todos los aliados de Gondor, esta guerra hubiera sido un asalto al poder y no hubiéramos podido hacer nada.
La semielfa se sonrojó y sonrió tímidamente.
- Sabes que eso no es cierto. Pues sin la ayuda de Esdaleon, Isilya, incluso el viejo Walo, nuestra siempre querida y nunca olvidada Tuilere, Imdralis, Meord, las grandes águilas, y tanta gente que ha dado la vida en esta misión, no habría sido posible la victoria.
- No ha nombrado a Enumanus, y él también jugó un gran papel en esta historia... - dijo Baldor un tanto mosqueado.
- No lo he olvidado, Amigo Baldor, su papel ha sido mucho más importante de lo que tú crees, y si no lo he nombrado antes es porque quería hacerle una mención especial. Pues fieles al reino hay muchos, pero tan fieles como él, muy pocos. - una lágrima corrió por la mejilla de Gwirdyon. Baldor acercó su mano derecha y la recogió con el dedo índice. La miró y la sorbió.
- Esta lágrima tiene más valor que las derramadas por la guerra, pues tiene su origen en el orgullo que se siente ante la amistad y el coraje. Ahora debo retirarme a Meduseld, pues Eomer tambien tiene un reino del que hacerse cargo. Que la suerte le guíe, dama Gwirdyon. - Y dicho esto cerró la puerta.
Gwirdyon tardó unos minutos en cambiarse de ropa y presentarse en la habitación que Elessar usaba para sus asuntos personales. Aragorn en persona abrió la puerta y la semielfa le hizo una reverencia.
- No, por favor. a estas alturas no son necesarias. - Contestó Aragorn invitándola a entrar con un gesto de la mano.
- Gracias. - Contestó Gwirdyon sonriendo tímidamente. Entró en la estancia y se sentó en una butaca que Elessar había preparado para ella. El rey le sirvió una copa de mirúvor y se preparó otra para él. Luego se sentó en otra butaca frente a ella.
- ¿Estás ya recuperada de tu herida? - Preguntó con aire despreocupado.
- ¿Eh?, sí... - Contestó la semielfa algo confundida. - Pero no creo que me haya mandado llamar para preguntarme por mi herida y ofrecerme una bebida. Si la reina Arwen nos viera podría llevarse una idea equivocada...
- Ja, ja, ja. Precisamente es ella quien me ha pedido que te mandara llamar. - El rey bebió de su copa y prosiguió con la explicación. - Siempre hemos confiado en tu lealtad y discreción, por ese motivo, la reina quería que tú te encargases de un asunto personal referente a nuestro hijo.
Gwirdyon casi se atragantó con la bebida. Tosió e intentó recuperar la compostura.
- ¿Un asunto personal referente al príncipe Eldarion? - Gwirdyon bajó la cabeza y sonrió. Suspiró calladamente y levantó la mirada de nuevo, encontrándose con los oscuros ojos de Elessar que la miraban fijamente.- Adelante, estoy a la entera disposición de su Majestad y de toda su familia.
Aragorn se levantó de la silla. Deambuló por la sala y se llenó la copa de nuevo de la dulce bebida. Miró por la ventana y bebió un pequeño sorbo.
- ¿Alguna vez has estado enamorada? - Le preguntó de repente. Gwirdyon dio un respingo en la silla y miró extrañada a Elessar.
- Pues... sí. Y mi amor murió a manos de Tserleg. Aquella historia se acabó.
- ¿Y si te hubieran dicho que ese ser por quien bebías los vientos no te convenía, hubieras hecho caso? - Preguntó Aragorn mirándola fijamente a los ojos llegando incluso a intimidarla.
- Supongo que no hubiera obedecido a nadie salvo a los sentimientos de mi corazón. - Contestó la semielfa con sinceridad.
- Bien, entonces te será fácil comprender la situación. Nuestro hijo se ha enamorado de una elfa de Rivendel. Tanto su madre como yo pensamos que no le conviene, pero no nos escucha. Es más, estamos sintiendo cómo poco a poco se aleja más de nuestro lado. Tu misión consistirá en hacerte amiga personal de esa elfa y averiguar qué trama y qué intenciones tiene.
Gwirdyon dejó su copa sobre una mesita y se levantó muy ofendida.
- No toméis a mal mis palabras, mi rey, pero acabo de regresar de una guerra en la que se han enfrentado casi todas las razas de esta tierra, ¿y ahora me pedís que espíe a la novia de su hijo? ¡Enviadme al exilio y al menos tendré más dignidad!
Elessar volvió a reir con grandes carcajadas. Se acercó a Gwirdyon y apoyó las manos sobre sus hombros.
- Sabía de antemano que ibas a reaccionar así. Por eso estaba preparado. He mandado enviar a Esdaleon a Rivendel con la excusa de que aprenda y se forme como un gran guerrero al amparo de los elfos, pues su misión y la tuya van parejas. Creemos que la elfa en cuestión puede tener relación con una facción de elfos oscuros que pretendían recuperar los tiempos de la oscuridad. Hasta se ha hablado de la reaparición símbolos que se creían del todo perdidos.
- Bien, empiezo a ver las cosas más claras. - Contestó Gwirdyon.
- Ve a Rivendel, conviértete en la sombra de esa elfal e investiga toda su relación con los elfos oscuros. Cuando sepas algo háznoslo saber.
Gwirdyon miró hacia la ventana. Entraba un ténue rayo de luna que iluminaba apenas el marco y el alféizar. Vio a Aulë posada en una rama.
- De acuerdo, ya encontraré el modo de comunicarme. En cuanto al otro asunto que quedaba pendiente...
Elessar se dio la vuelta y se dirigió a la estantería de libros. Eligió uno al azar y abrió una página cualquiera. Leyó para sí mismo y sonrió.
- Si, aquello sigue adelante. No pierdas tampoco de vista al viejo, ¿Walo se llama?, pues aunque no se acuerda de nada él tiene las claves en su cabeza.
- Si, el viejo Walo. - Gwirdyon sonrió sin darse cuenta de que Elessar la miraba. - Así que Esdaleon también estará en Rivendel...Pensé que se quedaría en Bree con su amigo Walo.
- Ja, ja, ja, ja - se rió Piedra de Elfo - Acompañará a Walo hasta Bree y luego marchará a Rivendel para formarse y aprender de los elfos todo lo que pueda. Es un buen guerrero y ahora que ha aprendido el verdadero sentido de la lucha ha de mejorar sus tácticas para servir mejor a Gondor y sus gentes. Él aún no lo sabe, mañana será informado de su nuevo destino.
- Como siempre, ha vuelto a hacer las cosas a su manera. - Gwirdyon se acercó a Elessar y le ofreció la mano. Elessar besó su mano. Gwirdyon enrojeció.
- Ha llegado la hora de partir de nuevo. Mañana al amanecer partirás hacia Rivendel La reina Arwen y yo te damos las gracias.
- Así será. Mañana volveré a empezar de cero en una nueva misión. - Y dicho esto Gwirdyon se levantó y salió de la sala. Se despidió de Elessar inclinando ligeramente la cabeza y se dirigió de nuevo a sus dependencias.
_________________ "Caminé por las laderas pantanosas de Moscagua y no sufrí percance alguno, mas un día sin tu presencia puede marchitar mi frágil armadura interior"
Última edición por Gwirdyon el Dom Oct 14, 2007 11:13 pm, editado 2 veces en total
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