Al día siguiente Marcho se había levantado muy temprano, incluso más de lo que acostumbraban los hobbits. No había podido conciliar el sueño en toda la noche, pero aún así su cara rebosaba una alegría inmensa, su cara resplandecía como la piel de los elfos a los primeros rayos del Sol. El viaje a Fornost significaba toda una vida de lucha para conseguir que su propia raza tuviera un reino independiente del resto, y eso no lo pudo dejar dormir en toda la noche. Durante la misma se había levantado varias veces a escribir unos párrafos para saber que decir delante del Rey, y, papel tras papel se habían perdido en el pequeño fuego de la habitación.
Sin embargo, y a pesar de que las palabras no eran lo suficientemente adecuadas para el Rey, se había levantado para seguir buscando los versos adecuados.
Mientras él se enfaenaba de nuevo en escribir unos versos, su hermano Blanco seguía durmiendo plácidamente en su pequeña cama. Marcho le había inculcado sus valores a su hermano, pero ir a hablar con un Rey no le quitaba el sueño en absoluto, aunque fuera para tan magno proposito.
Pasaron una hora, tal vez dos, y Blanco, al fin se había levantado y se estaba aseando, cuando Marcho por fin había dado con los versos adecuados para contar su requerimiento al Rey.
Los hermanos coincidieron en el salón de la casa. Se pusieron a hablar, pasron diez, quince y hasta media hora así. Habían estado planeando el viaje: la ruta, provisiones para tan largo viaje, compañía necesaria... Habia carodado salir antes del mediodia, llevar a dos o tres de los amigos más importantes y fieles...
Las horas pasaron hasta que llegó el mediodía, y ambos hermanos se encontraron en la puerta de acceso a Bree. Con ellos iban a ir dos de sus amigos más fieles, tanto a ellos, como al proyecto que se traían entre sus pequeñas y delicadas manos. Cuando todos se hubieron saludado, se montaron en sus monturas; cuatro preciosos poneys de color blanco con motas negras y marrones palidas. Pusieron sus macutos sobre los lomos de sus poneys y luego se posicionaron ellos. Para el viaje llevan comida propia de hobbits, abundante vino, y hierba del monte, que, al parecer se podía fumar en pipa, y que era muy popular entre los hobbits y no tanto entre los "mayores". Abanzaron unos cuantos metros, y poco a poco Bree se fue haciendo más y más pequeña, y, de repente todos pararon y Marcho pronunció unas palabras:
-Puede ser una de las últimas veces que volvamos a estar aquí.
A lo que su hermano respondió:
- Espero que sea por una buena razón, y no porque tengamos que huir.
- Tranquilo,hermano - dijo Marcho- solo volveremos para recojer nuestros útiles, para poder mudarnos a nuestro nuevo hogar.
Dicho esto, los hobbits avanzaron hasta que no pudieron ver Bree a lo lejos. Había comenzado el viaje de sus vidas.
_________________ wep wep wep-->Caerán las lanzas.Se quebrarán los escudos.Aún restará la espada!!.Rojos en el día hasta el nacer del Sol.
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