Capítulo: Los utensilios del escritor - Herramientas físicas
Continuamos hablando de los utensilios del escritor. En esta ocasión de las herramientas físicas.
Herramientas físicas.- Por último, y para terminar de abarrotar nuestra mesa de trabajo, no hay que olvidar esos objetos y situaciones que propiciarán nuestra escritura y nos ayudarán a desarrollarla. A saber:
-Un espacio de trabajo silencioso y, a ser posible, solitario. Si nuestro marido o nuestros hijos andan mirando cada cinco minutos por encima de nuestro hombro, difícilmente podremos desinhibirnos lo suficiente para escribir buena literatura.
-Una serie de diccionarios prestos a consultarse ante cualquier duda. Aquellos que serán de especial utilidad al escritor son: un diccionario ideológico, un diccionario de sinónimos y antónimos, un buen diccionario de uso y el de la RAE.
-Material diverso de consulta. La documentación para un relato o novela puede salir de los más variados lugares. Nunca viene mal al escritor guardar todos aquellos papelitos, periódicos, recortes, diarios, libretas... que le llamen la atención o haya ido escribiendo.
-Internet. Otra herramienta tremendamente útil para quien escribe es Internet. Por medio de los buscadores se puede acceder desde a la expresión correcta de un nombre extranjero hasta a información sobre casi cualquier tema; desde a la solución de dudas lingüísticas hasta a citas o distintos registros del lenguaje.
En fin, aunque se supone que uno puede escribir en cualquier situación, sólo con disponer de un bolígrafo y un papel, la realidad es que el proceso de creación -si se desea que el producto final sea bueno- precisa la utilización de una serie de herramientas que apoyarán al talento, los conocimientos, la imaginación y la inteligencia del escritor.
EJERCICIO PRÁCTICO:
Lo primero que aprende el verdadero escritor es a desarmar ese lenguaje con el que se lleva lavando el pelo todos los días desde los tres años, a darse cuenta de que esas asociaciones entre las palabras y las distintas realidades que se dan por supuestas no son más que el fruto de una convención de los seres humanos para poder entenderse. ¿Qué pasa si a la silla la llamo gato y digo «Me voy a sentar un ratito en el gato, que estoy cansada»? La primera reacción será de sorpresa, luego os entrará la risa y por último pensaréis que me he vuelto loca. Bueno, pero pensadlo un poquito más: ¿no os plantearéis también por qué a la silla la llamamos silla y al gato, gato?
Sacar las palabras de su contexto, pesarlas en nuestras manos, lanzarlas contra otras realidades, hacer que choquen entre sí... ¿no nos puede acaso hacer ver con mayor claridad (como si lo viéramos por primera vez) el mundo?
Esa es la labor del escritor, y llamar a la silla gato no es más que una metáfora, y la sorpresa o la risa es justo lo que se pretende provocar (en cualquier caso, una reacción). «Érase una vez un hombre que se sentaba en cualquier silla que veía...»: ese difícilmente podrá ser el principio de un buen cuento. «Érase una vez un hombre que se sentaba en cualquier gato que veía...»: ese sí.
Así pues, lo primero que haremos para ver las cualidades interiores del lenguaje será desmenuzar su esencia arbitraria y convencional. Las lenguas románicas provienen del latín, aunque en general se han perdido los casos (o las desinencias que indican la función que cumple la palabra en la oración); no obstante, en algunas de esas lenguas, como el español, se conserva el género (terminación en -a para el femenino y en -o para el masculino; el neutro se perdió); otras, como el inglés, no tienen género. Esto nos puede parecer incomprensible a nosotros, que estamos acostumbrados a saber inmediatamente si nos están hablando de «ella» o de «él» y a discutir sobre el lenguaje políticamente correcto; y sin embargo entre ellos parece que se entienden. Los chinos, por otro lado, usan ideogramas para comunicarse: el significado que nosotros damos a la palabra árbol ellos lo representan con un dibujito esquemático de un árbol, con ramas y raíces; el de sol con un rectángulo y una línea semiatravesada; para representar el punto cardinal Este, ellos superponen el ideograma del sol al del árbol, lo cual vendría a significar el sol entre las ramas del árbol, como al amanecer, es decir, saliendo por el Este. Todos -chinos, españoles, ingleses o rusos- estamos intentando representar la realidad para poder entendernos, pero cuántas formas diferentes (e incomprensibles para quien las mira desde fuera) hay de hacerlo...
Hay una distinción que resulta importante para cualquiera que se ponga a escribir, y es la que hay entre significado y significante. Seguro que esto os suena a la EGB, a las clases de lengua. El significante corresponde, en efecto, a la palabra que designa el objeto (silla en español, chair en inglés, stul en ruso...), con sus letras latinas o cirílicas, fonemas, morfemas, lexemas, desinencias, dibujitos o jeroglíficos. El significado sería el concepto al que se refiere el significante, similar en cualquier idioma: «mueble consistente en un asiento con respaldo y normalmente sin brazos, para una sola persona».
Bien, pues saber que la relación entre significado y significante es arbitraria, y no necesaria, nos va a abrir puertas sin límite a la hora de escribir. Podemos coger una palabra y fijarnos sólo en su significante (olvidándonos del objeto al que señala), es decir, en su sonoridad, su textura, el color que nos sugiere, su ronroneo, su fealdad o belleza; podemos ponerle cara, echarla a andar (¿a dónde irá esa palabra?; ¿a la discoteca?; ¿al supermercado?), ubicarla en un lugar de nuestra casa...
Así pues, diseccionar las palabras, sacarlas de su entorno consabido, mirarlas con ojos inocentes, aprender a tratarlas como algo propio (y no como un material usado y desgastado por el resto de los mortales), nos va a servir para escribir mejor, y para sacar relaciones inauditas entre unas y otras.
Esto es lo que debeis hacer: Teneis una lista de palabras en dos columnas. Debeis formar una frase que relacione una palabra tomada de la primera columna con otra palabra tomada de la segunda columna. El orden en el que debeis escoger las palabras lo marcais vosotros.
ÁRBOL ------- ESPADA
PIEDRA -------- VIAJE
TIJERA ------- AZUL
CERVEZA ---- ASTUCIA
HIERBA ------ PAPEL
LIBRO ------- CRISTAL
Ejemplo: Me gusta cortar el papel con tijeras (Algo así, pero más originales

)