 Tal día como hoy, nos dejaba J.R.R Tolkien, a los 81 años, dejando tras de sí un legado incomparable, fruto de una vida dedicada casi por entero a sus escritos, a su mundo, desde las trincheras de Francia, hasta su residencia en Oxford, trabajador incansable y perfeccionista hasta la médula, 81 años que no llegaron a ser suficientes para que pudiera culminar su gran proyecto, una mitología para Inglaterra. Aunque a fé de muchos, lo consiguió.
Descanse en paz, en la blanca orilla.
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