Era media noche cuando clarita se despertó sobresaltada.
La luna brillaba sobre las sombras. Clarita miró a su alrededor preocupada. No sabía porqué se había despertado. Las sombras lo cubrían todo. La hobbitina se puso en pie e inspeccionó la zona, pero no encontró a nadie.
Un aullido rompió el silencio de la noche. Clarita se estremeció, jamás había escuchado algo parecido... solo una vez... el día en que trancos se había ido de Bree.
- ¿Qué fue eso?- se preguntó asustada.
- Huargos.- respondió una voz a sus espaldas. La hobbitina se dio la vuelta y vio un montaraz mirándola tranquilamente.
- ¿Quien eres?- preguntó intrigada.
Era uno de los montaraces que había visto en el Poney pisador días antes.
- Yo soy un servidor. Debo llevar un mensaje al rey Elessar.
- Elessar? Quien es?
El montaraz se rió y contestó:
- Trancos, Aragorn, Elessar... tiene muchos nombres.
La hobbitina lo miró impresionada.
- No lo sabía.
- No te disculpes. Es lógico que no lo supieras.
- Vais a Gondor?
- Sí.
- Puedo ir contigo?
- Bueno, por mi no hay problema, pero habrá que preguntarle a mis compañeros de viaje.
De las sombras salieron los otros tres montaraces con los que había estado el hombre. |