El fuego ardía generosamente en una chimenea tosca pero funcional, las llamas lamían la madera de roble inundando la estancia con un olor muy característico para los habitantes de los valles superiores del Gran Rio, el Anduin.
En el resto del amplio y confortable salón primaba un elemento: la madera, con ella se habían trabajado hábilmente la mesa y las sillas, además de las robustas vigas e innumerables accesorios y complementos del hogar, todo estaba dispuesto con una funcionalidad, no habia lugar para ningún tipo de lujo excepto, quizá, unas excelentes pieles de lobo para cubrir el suelo.
La aparente comodidad interior contrastaba con el exterior, pues la noche estaba salpicada de truenos y relámpagos y no cesaba de diluviar desde hacia horas, pero no cabia duda que lo peor de la tormenta estaba aún por llegar.
De nuevo dentro de la casa, unos jovenzuelos rubicundos se afanaban por retirar los restos de una opípara cena mientras un fornido hombre echaba leños al fuego y se sentaba frente a él, quedando absorto en sus pensamientos hasta que, de pronto, una pueril voz le hizo salir de ellos..
-Abuelo tengo miedo de la tormenta,¿ es cierto lo que dice la abuela que cuando hay tormenta es porque los Dioses estan disgustados con nosotros y por eso nos asustan? - preguntó dulcemente una niña de cortos años, con las mejillas sonrosadas por el calor de fuego.
Tardó unos segundos en contestar, pues se la quedo mirando fijamente unos instantes al recordarle a su hija de joven, después prorrumpió en una sonora carcajada.
-HaHaHaHa no hagas caso de todo lo que te dice tu abuela, las tormentas traen lluvias y derriban árboles secos y viejos, todo ello provoca una necesaria regeneración en la Naturaleza, más que un castigo son una bendición, siempre que tengas un buen fuego y cobijo cerca - sentenció guiñando un ojo pícaramente.
- Wilda eres una miedosa, yo Sigmund no temo a nada - dijo su joven hermano mayor de apenas 10 inviernos.
-Ese ímpetu y coraje no han de nublarte la mente, le reprendió el abuelo, has de temer y desconfiar más de las personas que de la Naturaleza. No cometas el mismo error que tu padre, mi hijo, valiente entre los valientes y demasiado impulsivo, que cayó con honor defendiendo a su familia por no oir advertencias de peligro.
-Malditos sean los trasgos de las montañas!! cuando sea mayor los cazaré hasta su exterminación como venganza!! ya estoy entrenando con mi hacha- dijo el joven alzando su puño como desafio.
-No debe cegarte la ira, has de cultivar la mente también, conocer a tus enemigos y obtener autocontrol, esa es la clave Sigmund- un brillo salvaje relámpagueo en sus ojos mientras pronunciaba esas palabras.
Además, prosiguió tras un breve receso en el cual se mesó las barbas como sopesando una duda, pronto serás iniciado en el Culto y debes prepararte para ello.
-El Culto? Qué es eso abuelo?- preguntó inocentemente la niña
-Eres muy joven aún para saber Wilda, es una tradición ancestral de nuestro linaje que ha de ser perpetuada por las nuevas generaciones. Pronto tu hermano será llevado a la Carroca y allí, por medio del Ritual de Iniciación, se convertirá en cultista iniciado por el Wealdenbera y quizás.. cambie....- dijo reduciendo el volumen hasta casi susurrar la última palabra.
Además, creo que ya es hora de que lo sepáis al detalle, vuestros padres fueron vengados y lo seguirán siendo.. ninguno de nosotros ha olvidado lo acaecido hace ya mucho tiempo, cuando una horda de trasgos bajó de las montañas un duro invierno y asoló varias granjas aisladas, saqueando y matando sin piedad, la última de las cuales fue la vuestra. Fue un mal invierno, el peor que yo haya vivido, trasgos y lobos campaban por doquier y la noche era muy peligrosa, tu padre no quisó atender advertencias y os quedastéis en vuestra granja al sur de aqui, en vez de reuniros con el resto del clan más al norte donde habriaís estado a salvo tras una recia empalizada.
Por aquel entonces yo aún era bastante temerario y recorrí las 10 millas que nos separaban para convenzer a vuestro padre, aquella maldita nieve entorpecía mucho el viaje, suerte que pude recorrer gran parte del trayecto por rio, en un esquife plano y con mucha destreza, pues las aguas del Anduin se encontraban muy crecidas debido a las lluvias y el deshielo.
Estando a menos de 2 millas olí algo, un olor característico, a madera quemada pero no podia provenir de una chimenea pues era muy intenso ¡¡era vuestro hogar que comenzaba a arder!!
Cuando llegué, pese al inclemente tiempo, vuestro hogar era un infierno, aún asi me metí dentro y conseguí recuperar los cuerpos de vuestros padres y lo más importante: a vosotros escondidos en un pequeño hueco del suelo, envueltos en una capa, tu Sigmund de apenas 2 años y tu hermana de apenas 1 mes, esa fue la única alegria de ese funesto dia.
Al poco de salir de la granja, las vigas cedieron y todo se vino abajo, por suerte la columna de humo fue divisada y acudieron gentes en nuestra ayuda.
Se hicieron cargo de vosotros, al borde de la hipotermia os encontrábais, y me despedí de ellos puesto que salí en pos de los trasgos clamando venganza por aquel ultraje, nadie pudo acompañarme pues eran pocos y era una locura, dado que el rastro de los incursores volvia de regreso a sus guaridas de las montañas.
Cogí lo estrictamente necesario y partí con una creciente furia interior, avanzaba como nunca, como un lobo tras su presa herida, y algunos de los trasgos estaban heridos pues su sangre negruzca ensuciaba la inmaculada nieve dejando un buen rastro, aún asi eran más de una veientena...
Cayó la noche y seguí la persecución hasta llegar a las primeras estribaciones de las montañas Nubladas, allí en una caverna situada en un valle resguardado acamparon sintiéndose seguros, ese sería a la postre su último error pensé.
La caverna era enorme, dentro de ella encendieron una gran hoguera y comenzaron a festejar sus incursiones, en una bárbara orgia; Yo por mi parte inicié una inspección de la zona en busca de vigías o alguna otra entrada a la caverna, no hallé ningun guardia pero si encontré una grieta ancha que daba al fondo de la caverna, después de mirar las estrellas y pronunciar una oración me deslizé sigilosamente dentro....
Un rayo interrumpió mi relato, cayó cerca de la casa a juzgar por el estrépito y el temblor de cristales, Wilda de un salto se acomodó en el regazo de su abuelo asustada, mientras Sigmund apremiaba a su abuelo para que prosiguiese la historia..
Dentro de la caverna el ruido era atronador, no podéis imaginar el ruido que arman los trasgos!, muchos bebían de unos odres parte del botín y otros comían a sus compañeros heridos, que habían sido previamente acuchillados y colocados al fuego, debían de estar realmente hambrientos después de la travesía por el valle, pensé mientras los contemplaba con la furia desbordando por cada poro de mi piel.
Justo delante de mi se hallaba el botín, amontonado al fondo de la caverna, proporcionándome una excelente cobertura, las cosas no pintaban bien ni aún disponiendo del factor sorpresa, lo más probable será que me ensarten pero me llevaré al mayor número posible conmigo.
Divisé entre dos rocas al caudillo, era un sucio trasgo gordo al que faltaba una oreja, mejor armado que el resto de la banda, él sería el primero en caer, logré deslizarme hasta pocos metros detras de él y salí de mi posicíón esgrimiendo el hacha de doble filo y chillando fuertemente el grito de guerra de nuestro clan, la cabeza de mi enemigo rodó hasta el fuego y alli comenzó a arder.
Después de esta escena muchos trasgos se acobardaron, pero otros no, mis 190 ctms y mi aspecto feroz recubierto de pieles no fue suficiente, por lo que comenzé a abatir enemigos manejando mi hacha con gran maestría pero también sufrí graves heridas y es ahi cuando perdí la consciencia...humana después de notar mi cuerpo cubierto por una extraña energía.
Cuando desperté me hallaba lejos de alli, en medio de un camino y fuí recogido por unos mercaderes camino de Maethelburgo, estaba desnudo,semicongelado y recubierto de sangre, tuve suerte de que la caravana dispusiese de sanador. El cómo recorrí la distancia que separaba la caverna del camino donde me encontraron fue una incógnita durante bastante tiempo..
Bien esa es toda la historia muchachos, ahora a la cama, tengo cosas que hacer antes de descansar esta noche,no en vano se cumplen 8 años de aquella historia y nunca en ese tiempo falté a mi cita, hiciese el tiempo que hiciese- diciendo esto se levantó de la silla y se dirigió a la puerta de salida, antes de cruzar el umbral les lanzó una última mirada, desconocida para ellos hasta ahora y partió hacia la gélida noche.
En pocos minutos los niños estuvieron arropados en su camastro, cubiertos de pieles y después de despedirse de su abuela, quedaron solos, pensativos ambos por lo que habían escuchado cuando, de pronto, un rugido poderoso de desafio desgarró a lo lejos la noche por encima de la tormenta...
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