Aspecto:
Al igual que el resto de mi pueblo, poseo una larga cabellera dorada y unos ojos azules intensos como el mar. Procuro pasar desapercibida, así que cubro mis rizos con mi capa azul bordada de estrellas plateadas, con hilos de mithril. Se me puede reconocer por la diadema que luce en mi frente, plateada, engarzada en mi pelo con trenzas e hilos de oro.
Historia:
Estuve presente cuando mataron a mis padres. La sangre de los Teleri cubre las manos de los Noldo. Pero no les odio por ello. Es algo que ha quedado en el pasado. Yo sobreviví a la tragedia, y le debo la vida a una de ellos. No puedo culparlos a todos por el error de unos cuantos. No recuerdo su nombre, pero sabía cuales eran los planes de sus hermanos hacia los barcos en los que viajábamos. Por eso me abandonó en medio del mar, en una pequeña barca a la deriva.
Tras largos días que se me hicieron eternos, Uinen se apiadó de mí y me hizo llegar a su Palacio, donde tanto ella como Ossë me criaron como a su hija. Pero mi alma ansiaba la libertad; necesitaba completarme, encontrar la parte de mí que me faltaba... Así que partí en una burbuja de nácar que mis padres construyeron para mí. Antes de partir, Ossë anudó en mi cuello una hermosa cadena de eslabones, de la que colgaba un anillo de mithril con diamantes engastados, para que iluminasen mi camino. También me cedió una de sus posesiones más preciadas, para que jamás olvidase de donde venía: un anillo de platino con pequeños brillantes por todo su alrededor y un hermoso zafiro sin talla en el centro. Uinen cogió mi cabeza entre sus manos suavemente, depositando en mi frente un beso del que brotó una sencilla pero bellísima diadema plateada.
Navegando en la burbuja tirada por Uin, llegué a las costas, donde me recogieron entre una bandada de cisnes, por lo que recibí el nombre de Alquoranel: "Princesa de los Cisnes". Me hablaron de una gran hechicera Maia y la curiosidad me arrastró por a Menegroth, hasta ella, hasta Melian. Con ella aprendí los secretos de la magia, compartiendolos con Luthien, que resultó ser como la hermana que nunca tuve. Cuando ella huyó con Beren, Melian me encomendó la misión de traerla de vuelta. Pero no pude hacerlo, al ver la intensidad de la mirada de Tinuviel cada vez que miraba a Beren la ayudé a escapar. Y eso me costó el desprecio y el castigo de la hechicera, que me hizo dormir hasta que la oscuridad se aliase con la luz. ¿Cómo iba ella a saber que Sauron lo intentaría con los anillos? Así que tras largas eras de un sueño que al principio parecía que sería eterno, desperté en una caverna del Golfo de Lune desde donde comencé mis andanzas por la Tierra Media. En uno de mis viajes encontré la posada del Poney Pisador, donde servían la mejor cerveza que había probado nunca, así que es un lugar al que procuro regresar.
Habilidades:
La estancia en el Palacio de Uinen y Ossë no fue en vano. El dominio de la magia del agua es mi especialidad, pero las enseñanzas de Melian ampliaron mi campo de sabiduría. Poca magia hay que se me resista. También poseo la habilidad de cautivar a cualquier ser que escuche el sonido de mi arpa, la belleza de las melodías encanta a las bestias y domina a los hombres...
Armas:
Un viejo bastón de nácar que encontré a mi lado cuado desperté en el Golfo de Lune, sin duda regalo de mis padres del mar. Llevo dos dagas escondidas en las hombreras de mi capa y un hermoso arco élfico reclutado en uno de mis muchos viajes al Bosque Negro.
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