Aspecto:
Soy la clase de persona a la que no te acercarías en una taberna.. Mi pelo negro y mi tez curtida contrastan con el brillo de mis armas. Mis conocidos dicen que tengo un aspecto muy musculoso aun para un guerrero y los demás piensan que soy demasiado grande para ser humano.. Pero todos tienen algo en común: piensan que soy diferente. Suelo vestir de negro y tan solo la plata y la sangre de mis enemigos adornan mi armadura
Historia:
Nacido en el norte pero criado en Gondor, pronto destaqué en el manejo de las armas. Fui elejido junto a otros para entrenarme como maestro de armas. Pasé mi juventud entrenando hasta que al cumplir la mayoría de edad mi propio maestro me obligó a salir de los seguros muros de la ciudad para continuar mi entrenamiento fuera de allí. Posteriormente fui aceptado por un grupo de aventureros para lograr oro y poder, eramos jóvenes llenos de vida e ilusiones. La cosa duró poco, ya que en los primeros escarceos tuvimos un desagradable incidente. El lider del grupo (un agradable enano querido por todos llamado Thork) cayó en manos de unos orcos salvajes y fue llevado a su poblado; evidentemente quisimos rescatarlo, fue una mala idea ya que eramos excesivamente jóvenes e inexpertos. La cosa terminó bastante mal.. De los 5 integrantes del grupo únicamente sobrevivimos 3, perdimos a nuestro líder y al segundo mejor mago nacido en Arda. Desde entonces le debo la vida al único hobbit que nos acompañaba. Gracias a su astucia ahora puedo contarlo. Actualmente me dedico a intentar mantener el orden en las zonas salvajes.
Habilidades:
Aunque entrenado en el uso de las armas, mi madre nunca descuidó el resto de mi educación. Estudié música e historia porque siempre he sabido que una mente despierta es igual de poderosa que un brazo fuerte y que si tienes ambas la combinacion puede ser letal. Mi maestro me indicó que para aprender a matar lo primero es aprender a pensar si es realmente necesario ya que una vida no puede devolverse pero si puede evitarse una muerte.
Armas:
He sido entrenado en el manejo de muchas armas aunque siempre he confiado en el pesado filo de mi espadón. Desprecio los arcos porque una batalla no tiene honor si no puedes mirar a los ojos de tu oponente un segundo antes de arrancarle la cabeza (risa psicópata).
|