Mantecona corría de un lado para otro en el Salón Común del Poney Pisador. Balfor no pudo hacer otra cosa que reír,¡parecía tan cómico!. Balfor el Enano, pues era un Enano, había regresado al Poney esa misma noche después de una de sus extrañas aventuras en lugares igualmente extraños. Estaba cansado y fatigado y en su conciencia sólo tenía una idea, pasar una temporada en la Posada. Porque "El Poney Pisador", era considerada la mejor Posada de todo el territorio del Norte y el Señor Mantecona se podía considerar un hombre afortunado de que fuera propiedad suya.
Volvamos con Balfor, éste era un Enano de altura corriente como cualquier otro, tenía una larga barba de color castaño, en el cinturón se le distinguía un hacha pequeña de doble filo y colgado a la espalda y detrás de la capa un escudo hecho de oro, hierro y mithril, ésta era la mayor reliquia de su familia y como heredero de ésta era por derecho suyo.
Balfor charlaba en una salita alejada del Salón Común con un Montaraz, como recordando viejas hazañas (habían combatido juntos en numerosas batallas). En ese momento llegó la cena, debo añadir que antes de lo previsto y ésta acompañada de buena cerveza y en cantidad abundante. Desde luego el Enano agradeció la cena, hacía meses que no comía algo así ocupado como estaba con sus aventuras.
_________________ "Mas allá de las frías y brumosas montañas, a mazmorras profundas y cavernas antiguas, en busca del metal amarillo encantado, hemos de ir, antes de que el día nazca"
Thorin y Compañía, El Hobbit.
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